28 de febrero de 2018

Mi vida en Medellin: 6 meses

6 meses viviendo en Medellin. ¡6 meses! No voy a decir que han sido fáciles, que no he sufrido, pero también he disfrutado.

No se si les conté en el post anterior, pero ya tenemos apartamento. Por un momento pensé que seria imposible, pero cayo un ángel del cielo y nos rento un apartamento bonito y perfecto para nosotros. También aceptan mascotas, así que se acerca mas el día en que nuestro amado Bernie se venga con nosotros. En realidad no nos demoramos tanto en mudarnos, pero para mi fue una eternidad. Esta es la vista desde el piso 22:

Atardecer en Medellin
Atardecer en Medellin
Mientras tanto, estamos trabajando...¡y mucho! Yo trabajo 10 horas, mi esposo 8. No ha sido fácil. Generalmente nos toca trabajar en fin de semana también, así que hemos tenido que organizarnos muy bien con la comida y todo lo de la casa. Generalmente estoy cansada, pero tanto trabajo esta arrojando frutos.

Sigo extrañando muchísimo a mi familia, a mi país. Tuve la suerte de poder visitarlos en Enero y compartir un par de días con ellos. Pero sigo soñando que tal vez esta pesadilla que vive Venezuela acabe y podamos volver en paz. Hay días mejores que otros, hay gente que no colabora haciéndote sentir mal con su xenofobia, pero al final del día debo seguir adelante y no prestarle atención a los haters. Haters gonna hate.

Estoy pensando en comprar una moto. Definitivamente haría mi transito por esta ciudad mas fácil y agradable, pero también tengo otros pendientes como traer a mis papas de vacaciones, traer a Bernie, comprar un sofá cama y un tv.... así que aun lo estoy pensando.

Lamentablemente con tanto trabajo no he tenido mucho tiempo para pasear, pero en estos días me tome unos minutos para conocer la escultura de Botero llamada El Pajaro en el Parque San Antonio, donde hace unos años exploto una bomba dejando 20 muertos y 99 heridos (Fuente).

Atentado en Parque San Antonio Medellin
El Pajaro. Parque San Antonio, Medellin
Entre otras cosas, necesito unos días en la playa, agarrando sol hasta achicharrarme y luego quejarme del sol. Preferiblemente con una cocada en la mano y un plato de pescado frito y patacones enfrente. Pero solo puedo soñar con eso porque por ahora me queda conformarme con los días de calor en Medellin.

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